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Diciendo adiós a la obsolescencia programada

PorEduardo Martínez- 12 / 02 / 2019

Son muchos los términos hype que cada temporada inundan nuestro vocabulario, substituyendo palabras o expresiones que nos habían acompañado hasta el momento, pero que parecen ya no tener validez. Hace unos cuantos años, la obsolescencia programada fue uno de esos vocablos, que sin embargo hoy en día ya ha quedado en desuso, dejando su espacio a otros ahora más en boga, como la economía circular. Un término del que hablamos mucho, pero si rascamos un poco la superficie, ¿qué queda más allá del reciclaje o de la reutilización de ciertos objetos para darles un segundo uso?

Bajo el prisma común del término, podremos decir que en realidad poco. Sin embargo, llegan nuevos tiempos para la economía circular y no vienen dados por nuestra preocupación por la eminente destrucción del entorno natural, sino por las tendencias del mercado hacia los nuevos modelos “As a Service”.

Pongamos un ejemplo, en un sector de relieve: el sector de la automoción. La tendencia de este campo para los próximos años se aleja del modelo tradicional de compra y venta de vehículos y tiende hacia un modelo en el que el vehículo no será tuyo (como ya pasaba con el renting) pero tampoco serás su usuario único (a diferencia del renting), sino que tendrás derecho de uso sobre una serie de vehículos. Un sistema “similar” al que ya vemos con motos o patinetes en algunas de nuestras ciudades.

Entonces, ¿qué es lo disruptivo de este modelo? Lo disruptivo serán las consecuencias derivadas de esta transformación en el modelo de compra y de uso.

¿Qué incentivo tendrán BMW, Mercedes o SEAT en desarrollar vehículos diferenciales con 200 combinaciones de accesorios, 50 colores y 400 extras diferentes? No tendrán ninguna. Centrarán su producción en vehículos uniformes, duraderos y reutilizables en su base. Y esto, que en cierta manera puede tener un cáliz negativo por exceso de homogeneidad o falta de diferenciación, también tiene sus aspectos positivos que se explican en base a tres transformaciones:

  1. ROBUSTEZ: Este cambio se debe a que la propiedad de los vehículos pasa de ser nuestra a ser de los fabricantes, y por tanto la carga del mantenimiento y los repuestos ya no es un negocio para ellos sino un gasto. Y esta realidad no solo afectará al vehículo en su globalidad, sino también a sus componentes en particular (ruedas, frenos, embragues, etc.).
  2. UNIFORMIDAD hacia la COMMODITY: La necesidad de diferenciarse será muy baja o casi nula, ya que los clientes suscritos a este servicio cogerán el coche disponible de la marca a la que estén abonados y que a su vez esté más próximo y no importarán los extras o el color, probablemente sólo el modelo al que su suscripción les permita acceder. Esto generará también otra consecuencia como la fusión de marcas en grupos empresariales que les permitan competir con mayor facilidad, como ya hacen hoy en día para el desarrollo de motores, convirtiendo el coche en su globalidad en casi una commodity.
  3. REUTILIZACIÓN: Al tratarse por tanto de un cambio en el modelo de activo de las empresas, la importancia recaerá en la reutilización de los componentes del vehículo tras el periodo de disfrute y amortización del mismo. Conceptualizando la economía circular de los componentes desde su primera construcción para incrementar el reaprovechamiento posterior.

La clave, por tanto, de este cambio de modelo productivo es que la transformación nace desde la propia fabricación. Los modelos se desarrollarán pensados en la durabilidad y no en la obsolescencia programada que fomentaba un modelo de negocio que busca el rápido reemplazo. Todo ello, afectará también a la economía circular, ya que, para disponer siempre de vehículos nuevos o atractivos para el cliente, será importante que el proceso de reaprovechamiento de los materiales usados o componentes producidos sea muy alto y que genere un auténtico ciclo de economía circular, pudiendo gran parte del vehículo ser reutilizado en una siguiente versión o en la restauración completa del mismo, como si de uno nuevo se tratase.

Quien sabe, quizá esta nueva era de la digitalización nos trae modelos que fomentan la sostenibilidad, que, aunque no de manera buscada, sí como un mero resultado de un cambio en nuestros hábitos de consumo.

 

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