Aprendi que nunca es tarde para tener nuevas metas, decidi dejar los estudios a los 18 años y retomarlos con 26 años, ahora con 30 años voy a terminar un grado de universidad. La edad no es un impedimento para cada día superarte y nunca es tarde para estudiar.

He aprendido que no soy una persona perfecta, suelo cometer muchos errores, pero se valorar a las personas, que aun conociéndome, se mantienen a mi lado.

He aprendido a valorar mis fortalezas y mis defectos, a tener noción de cuán fuerte soy a los desafíos más difíciles. Y gracias a eso, a valorar todo lo que tengo y ser feliz.

Me gusta aprender de la diversidad cultural que nos ofrece el mundo y nuestro alrededor en todas sus formas, aprender de las diferencias que encuentro desde el que está a mi lado hasta el que puede encontrarse a miles de kilómetros.

Ser madre a los 40 me enseñó a ser mejor persona, mas paciente, a hacer un mejor uso de los tiempos y valorar cada momento. Aprendí que con perseverancia todo llega y nunca hay que bajar los brazos por mas difícil que parezca la meta deseada.

Vivir es aprender, porque cada instante que existimos es una maravillosa oportunidad para conquistar un sueño, materializar una ilusión o simplemente obtener una sonrisa. La vida me ha enseñado que por difíciles que sean las circunstancias siempre hay un motivo para luchar.