Compartir

Crecimiento Intensivo

PorBen Schneider - 19 / 03 / 2013

Los economistas suelen categorizar el crecimiento económico en “extensivo” e “intensivo”. El primero está referido a sumar factores como incrementar la fuerza laboral o el mejoramiento de su capacitación, también suma el acceso a capitales, infraestructura y recursos en general. Claramente esta adición de factores tiene un límite. En contraste, el crecimiento “intensivo” está referido al descubrimiento de nuevas y mejores metodologías que permiten optimizar la explotación de los recursos con los que cuenta una economía específica. Este tipo de crecimiento permite desarrollos sostenidos, mejoras  continuas y saltos cualitativos importantes en los niveles de bienestar.

El crecimiento “intensivo” está ligado íntimamente al concepto de la innovación que juega un papel clave  para entender cómo es que se restablecerá la salud de la economía global. Los mercados emergentes siguen experimentando crecimientos acelerados porque están valiéndose de tecnologías disponibles y en cierta forma se están “poniendo al día”, sin embargo se nota que las economías desarrolladas no logran dinamizar la innovación en sus respectivas zonas, para impulsarlas hacia una nueva ola de crecimiento intensivo.

La actitud innovadora, tan necesaria hoy en día, es una forma de actuación capaz de desarrollar valores y aptitudes que impulsan ideas y cambios que impliquen mejoras en la eficiencia de la empresa que muchas veces trae una ruptura con lo tradicional. De acuerdo con un estudio elaborado por la revista Newsweek, casi la mitad de los estadounidenses participantes comentó que la recesión ha dado lugar a una mayor dependencia en desarrollos tecnológicos y tres de cada cuatro personas encuestadas, afirmaron que la innovación será un factor clave durante los próximos 30 años.

En Europa encuestas similares indican que los entrevistados consideran que la innovación tecnológica será el factor preponderante para sacarlos de la crisis. China también apuesta por esta herramienta. El 54% de los encuestados manifestó que su país será pionero en los próximas innovaciones de impacto mundial adelantando inclusive a los Estados Unidos en las próximas tres décadas.

Corea y Singapur constituyen ejemplos extraordinarios de cómo con planificación y prospectiva se puede evolucionar y conseguir éxito económico y bienestar para su población de la mano de la innovación. Singapur pasó de tener un PBI per cápita de US$7,000 en 1970 a US$40,000 en el 2009. Hoy tiene el PBI per cápita más alto del mundo delante de países como  Noruega, USA o Suiza.

Brasil, Rusia e India vienen mejorando en el índice mundial de innovación que realiza la escuela de negocios INSEAD y la OMPI (Organización mundial de la propiedad intelectual). El Perú mejoró 8 puestos en este índice ubicándose en el puesto 75, pero aún está debajo de Chile, Brasil, Costa Rica y Colombia en la región.

Los países líderes en innovación llegan a invertir hasta el 5% de su PBI en investigación y desarrollo y no solamente confían que la innovación provenga de un crecimiento orgánico de esta actividad, sino que han privilegiado la transferencia de tecnología creando novedosos mecanismos para atraer inversión de la mano con el compromiso del inversionista de transferir conocimiento. A partir del conocimiento adquirido se lograr germinar tecnologías propias, que garantizan el crecimiento intensivo de sus economías, para lograr mayor bienestar y progreso para sus habitantes.